Los primeros días de noviembre fueron muy ajetreados para un tipo tan casero y asocial como yo. Primero el subidón de la presentación de Calabazas en el Trastero Especial Mitos de Cthulhu, y a lo largo de la semana siguiente, varias visitas a la Semana Gótica de Madrid para asistir a diversas ponencias y restablecer lazos con conocidos. Ya he hablado sobre ambas cosas en Leyenda.net (en el artículo sobre el Calabazas Mitos y en el de la Semana Gótica), así que me gustaría enfocarlo aquí desde un punto de vista más personal.
Nunca se me ha dado bien hablar en público, y precisamente por eso me apunto a cualquier oportunidad que se me presenta, porque el único modo de mejorar es mediante la práctica. Siempre se aprenden cosas nuevas, como que contar con conocidos en la mesa ayuda mucho a olvidarse de la "presión" del público o que soltar un par de bromas al principio es mano de santo para relajar la tensión. Debo decir que cuando llegamos a la sala no había ni el tato (y eso que íbamos con retraso), y os aseguro que el temor a que el libro no interesara a nadie resulta bastante deprimente. Por suerte, en un rato la cosa se arregló y la sala estuvo razonablemente nutrida, pero me han contado que no es nada raro ir a presentar un libro a otra ciudad y estar literalmente solo. No me quiero imaginar lo que debe de sentirse.
Al final salimos satisfechos, pero me apunto la necesidad de practicar dedicatorias, porque se me dan fatal cuando tengo que firmar un libro. Por lo que me ha contado la editorial, las ventas van muy bien (dentro de lo poco que vende este tipo de antologías) y la edición está prácticamente agotada y está en marcha una reimpresión. Obviamente no me llamo a engaño: este primer tirón obedece a la publicidad y el movimiento que hemos creado en webs y foros, y será más adelante cuando veamos si gusta al público y el boca a boca reanima la segunda oleada de ventas. Sigo a la espera de críticas sobre el volumen, pero creo que en general hay relatos para todos los gustos. A ver si preparo otra entrada en este blog comentándolos uno a uno, ahora que ya están en la calle y no son ningún secreto.
En la Semana Gótica
Lo de la Semana Gótica fue más light, sencillamente porque iba de público, pero no careció de emociones. El martes (el primer día que iba) fui a pedirle una firma a Óscar Mariscal tras la excelente charla que dio junto a Francisco Arellano sobre los Mitos de Cthulhu, y descubrí que era un fiel conocedor de Leyenda.net y que incluso nos citaba en la última antología de La Biblioteca del Laberinto, El habitante del lago (confieso que la tengo pero aún no la he leído). Una agradabilísima sorpresa de manos de una persona aún más agradable. El viernes, por supuesto, le regalamos a Óscar un ejemplar del Calabazas Mitos, con la esperanza de que no le aburra.
Ese mismo viernes nos quedamos a la entrega de premios de la asociación Nocte y charlamos con varios conocidos, como la gente de Saco de Huesos, Ismael Biurrun (que publica el año que viene en Fantascy), Nuria C. Botey (que ganó uno de los premios), etc. Era la primera vez que asistía a una ceremonia así, y como experiencia la considero valiosa, por más que no pueda evitar lamentarme de la poca transcendencia que tiene el sector. Siempre venimos a ser más o menos los mismos, ya sean charlas, conferencias o premios. Es como una reunión de colegas.
A mí esto de los premios siempre me descoloca. Los grandes, se dice, están amañados, y los pequeños me parecen limitados en su ámbito, demasiado previsibles. En realidad, ¿qué significa recibir un premio? ¿Que eres popular entre colegas? ¿Que vendes mucho? Es un reconocimiento a tu obra, sí, pero en el fondo el único capaz de juzgar lo que ha creado es uno mismo, lo demás son adornos y alharacas. Lo cual no quita que haga mucha ilusión que te lo entreguen, por supuesto, como lo hace ganar un concurso o ser publicado.
En fin, tras esta tanda de sobresaturación social, esta tortuga se va a retirar a su caparazón una buena temporada. Ustedes lo disfruten.
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