Edge acaba de publicar Ritos de Dunwich, una nueva antología de los Mitos de Cthulhu coordinada por Rubén Serrano, centrada en este caso en la degenerada comunidad rural de Dunwich, Massachusetts, no muy lejos de Arkham. Si sois aficionados a la obra de Lovecraft no hace falta que os diga más, salvo que participo en este recopilatorio con un relato titulado A dos millas de Dunwich.
Es este un relato largo (más de doce mil palabras, el más extenso de la antología) y tuve que realizarlo con muy poco margen de tiempo. De hecho, confieso que mi primera intención fue rechazar el ofrecimiento de participar, pero me parecía feo después de haber insistido tanto en que Nocte se abriera a otros autores ajenos a la asociación para las antologías, y también porque una idea se estaba filtrando ya en mi inquieta mente.
Como digo a menudo, lo que me atrae de una criatura o lugar de ficción es el simbolismo que porta. Casi sin querer, me puse a pensar en Dunwich, la temática de la antología. ¿Qué simboliza Dunwich en la obra de Lovecraft? Puede que penséis en las hechicerías de los Whateley o en criaturas que aplastan graneros, pero para mí está claro que HPL estaba hablando en realidad de la endogamia y la locura que provoca el aislamiento de las pequeñas comunidades. Es, si queréis verlo así, la otra cara de la moneda de su habitual temor al mestizaje y la mezcla racial. Endogamia… Eso despertó en mí el recuerdo de algo que me contaron hace muchos años y que me impresionó bastante, una historia al parecer real sobre un soldado y la petición que le hizo un grupo religioso aislado… Y no puedo leer más de la tarjetita .
Necesitaba un lugar para emplazar la trama. No existe en teoría una base militar cerca de Dunwich o de Arkham, pero sí que está el puesto de los guardacostas en Kingsport (en la misma región), tal como lo recordaba del suplemento de rol Kingsport: la ciudad en las brumas (y que por lo visto se inventó Kevin Ross). Investigar y documentarme sobre el cuerpo de guardacostas de los Estados Unidos, y en particular respecto al periodo de adiestramiento de los nuevos reclutas hacia mitad del siglo XX, fue difícil pero muy interesante. Una consecuencia colateral de ambientar el relato en un entorno tan poco usual es que la parte de terror se toma su tiempo en arrancar, por la necesidad de crear primero un ambiente creíble, pero creo que merece la pena.
Una anécdota curiosa. Durante la trama hago mención de pasada a una valerosa acción de los cuardacostas de esa zona de Nueva Inglaterra en 1952, el rescate del Pendleton. Pues bien, descubro ahora que hace aproximadamente un año se estrenó una película sobre ese suceso, llamada La hora decisiva. No tenía ni idea, la verdad. Como ya sabéis, desde que se escribe un relato hasta que se publica pasa mucho tiempo, este en particular lo entregué en junio de 2015, cuando el film no estaba ni anunciado.
Una película que sí aparece en el texto es The Beast from 20,000 Fathoms (1953), un poco chorra pero donde se encargó de los «efectos especiales» un tal Ray Harryhausen. Eso y el protagonismo en la historia de un Plymouth Deluxe Convertible (un modelo aparecido incialmente en 1950) nos permite datar la narración a principios de esa década. Es una época poco habitual para las historias de los Mitos de Cthulhu, pero eso precisamente hacía que resultara mucho más fascinante. Espero que compartáis mi opinión y disfrutéis de esta «bonita» historia de amor…
Edge Entertainment, 2017. 333 págs, 10€.
2 comentarios:
Tiene muy buena pinta, pero desde el de las caras de Nyarlathotep soy un poco escéptico con estos recopilatorios que se saca Edge de la manga.
¿Han retomado la calidad del primero?
Es que antes de gastarme las perras por gastar...
Por cierto que, por fin, he hecho el pedido de La fuente de las tinieblas.
Ya te contaré si es tangencial o no :)
¡Saludos!
Pues todavía no he leído Ritos de Dunwich, de hecho aún no tengo mi ejemplar 🙁.
Espero que te guste La fuente de las tinieblas, yo creo que es bastante fiel al canon 😎.
Saludos,
Entro
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