
Acaba de salir publicado Calabazas en el Trastero: Juegos, una antología de terror fosco de la editorial Saco de Huesos que incluye uno de mis relatos: Partida inconclusa.
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Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que participé en un Calabazas (concretamente unos dos años y medio, cuando Fiesta Pagana apareció en el número dedicado a las máscaras), y de hecho casi daba por cerrada esa etapa. Realmente no tenía demasiadas esperanzas depositadas en este relato, no porque me parezca malo (o no lo habría presentado), sino porque realmente no es de terror, ni siquiera considerando una definición tan amplia como suele ser la del terror fosco. Es una historia de misterio si se quiere, o de intriga más bien, y carece de elementos sobrenaturales.
Esto último no es tan raro, otros relatos que logré colar en los Calabazas, como Arúspice o Hasta que no ocurre una desgracia, también eran completamente mundanos (y este último hasta se llevó el Nosferatu). Pero es que Partida inconclusa va de ajedrez, y estoy convencido de que se presentaron a la convocatoria tropecientos relatos sobre ese tema. ¿Qué juego posee mayor simbolismo que el milenario enfrentamiento del monarca blanco contra el negro? Iba a ponerme a citar referencias, pero hay tantas que se me quedaría pequeño el blog.

Por tanto, si envié Partida inconclusa fue por probar suerte y porque el propio relato no existiría de no ser por esta convocatoria. Lo escribí en dos o tres tardes; por lo general me cuesta mucho parir un cuento, pero no en esta ocasión. Surgió cuando estaba charlando con una persona muy querida sobre este mismo Calabazas y lo supuestamente complicado que era crear una historia interesante sobre el ajedrez, y aseveré que no estaba de acuerdo.
Recordé que había leído hacía poco la historia de Mir Sultan Khan, uno de los jugadores más sorprendentes de comienzos del siglo XX, y a partir de ahí sólo había que añadir algunas invenciones sobre una partida por terminar, un duelo por una mujer, el entorno de los bombardeos nazis sobre Londres durante la Segunda Guerra Mundial (que ayuda a darle una dimensión trascendente), y añadir a la mezcla la teoría del análisis retrospectivo, que descubrí hace muchos años en un librito del gran Raymond Smullyan llamado Juegos y problemas de ajedrez para Sherlock Holmes. Et voilà, estaba hecho; en un par de minutos salió toda la trama.

Y una vez lo veía en mi cabeza, evidentemente debía escribirlo; de lo contrario la musa no me lo perdonaría. El premio ha sido que encima aparezca publicado.
Espero que os guste si lo leéis. E incluso aunque así no fuera, os recomiendo que le echéis un ojo tanto a la curiosa historia de Sultan Khan (en el enlace de arriba, por ejemplo), un auténtico genio innato del ajedrez empujado a un mundo que no era el suyo, como a los siempre interesantes problemas lógicos de Smullyan, del que ya he hablado aquí en alguna ocasión (por ejemplo en el artículo sobre la película Dentro del laberinto). Leer ficción está muy bien, por supuesto, pero estimular las facultades mentales siempre enriquece. Y quién sabe, puede que después la musa también os bendiga con su gracia .
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P.S.: Acabo de fijarme en que los Calabazas han sufrido algunos ajustes de precio, pasan de siete a nueve euros. Me parece que es porque la portada trae ahora solapilla, qué le vamos a hacer.

Varios autores.
Saco de Huesos, 2018. 194 págs, 9€.
Trece relatos de terror fosco, esta vez con la temática común de los juegos en su sentido más amplio.