lunes, 21 de octubre de 2013

Todo el mundo escribe (o de linces y liebres)

Uno de los principios clásicos de la ecología es la relación depredador-presa. Sólidamente establecida desde comienzos del siglo XX, plantea una relación directa entre la abundancia de la presa y el número de depredadores que se alimentan de ella. De forma simplificada, digamos que si hay demasiadas liebres los linces lo tendrán chupado para cazarlas y lograrán sacar adelante a mayores camadas, hasta restablecer el equilibrio. Por el contrario, si los linces llegan a ser demasiado hábiles y el número de liebres desciende en exceso, habrá carestía de alimento y sólo los linces más hábiles sobrevivirán. En la práctica, lo que se forma son ciclos de crecimiento y descenso relacionados entre ambas poblaciones.

Por eso es tan sorprendente lo que sucede en nuestra tierra dentro de la literatura de género, donde la relación entre escritores y lectores está absolutamente desequilibrada en favor de los primeros. Aquí escribe todo el mundo y no lee casi nadie. De hecho, hasta diría que hay más escritores que lectores, porque conozco a unos cuantos escritores que apenas leen, y no lo contrario. No os extrañará que diga esto si conocéis de cuánto son las tiradas habituales, y el porcentaje de ejemplares que acaba en manos de los autores, colegas y gente interesada en publicar con esa editorial.

Ecológicamente esto no se sostiene, y la literatura no deja de ser un ecosistema como cualquier otro. Entonces, ¿dónde está la trampa? Evidentemente, en que los supuestos depredadores no se alimentan de la presa. Es decir, que los escritores no viven de esto. Por estirar nuestra analogía, se las dan de linces por el monte en su tiempo libre, pero no cazan apenas liebres, sino que por las noches en su madriguera se alimentan, me imagino, de conservas y ahumados, y unos guisantitos salteados muy sanos. Lo cual no tiene nada de malo, porque de lo contrario la población de escritores-linces ya se habría extinguido hace tiempo, pero envenena la dinámica del ecosistema. A veces me da que hay más linces que se disfrazan de liebres para ver qué tal cazan los demás, que lepóridos propiamente dichos.

Por eso, cuando hablo con algún escritor, cada vez me da más reparo decirles que yo también escribo de vez en cuando. Porque sé la cara que pondrán, esa que significa: "vaya, tú tampoco eres un lector puro". O peor, la de: "vaya, otro competidor por tan magro sustento", y realmente no es el caso. Así que prefiero callar, y sentirme una feliz liebre lectora. Eso sí, demasiado veloz para tanto lince torpón.

10 comentarios:

Rubén dijo...

Un tema muy interesante del que pocos se interesan y que atañe a todo este mundillo, pues se da más en la autoedición que en la publicación de editoriales.
Las editoriales, al haber superpoblación de linces, hacen de filtro. Pero con esto de la autoedición (ojo, me encanta que cada cual pueda escribir aunque no lo lea nadie) no existe ningún filtro, solo algunos blogs, que se venden por carantoñas, hacen eco de tal o cual obra.
Yo, como lector de literatura indie, me fastidia que esos escritores que vale la pena se queden confundidos con tipos disfrazados de lince los fines de semana.
Sí, ya sé lo que vas a decir, yo escribo también; soy un lince de cartón maché. Pero no me considero escritor ni tengo calidad para hincar el diente.
Para separar la paja del grano, los linces de las liebres, hay que tirar de certámenes, de reseñas fiables, de un filtro de confianza.
Por ponerte un ejemplo, si la querida web Leyenda.net hiciera reseñas de escritores lovecraftianos, yo me fiaría de su criterio a la hora de conectar con ese escritor desconocido.
Si el que me da la reseña es un blog titulado "Marianito el lectorcito" pues ya andaré con ojo si fiarme o no de esa liebre de madera y ese depredador "sin garra".
Filtros, calidad y certámenes de género. Todo lo que salga de ahí es terreno movedizo.
Un placer charlar contigo

Entropía dijo...

El problema es que los filtros están empezando a fallar.

Por explicarme un poco mejor; cuando las tiradas son tan bajas, la calidad es secundaria. Realmente un escritor malillo pero que se mueva mucho en redes sociales, tenga colegas, etc., vende más que uno de mayor calidad. Y eso empieza a notarse en el mundillo.

En cuanto a las críticas, sería otro tema para extenderse. Pero digamos que hacer críticas sinceras no compensa, sólo trae disgustos ;-)

Saludos,
Entro

Manuel Mije dijo...

Jodido el temita, sí, pero no exclusivo del fandom, aunque sí más acentuado en éste, qué duda cabe.
Con el aumento del nivel de vida el tiempo de ocio ha aumentado también, lo que da tiempo para escribir al que antes apenas sacaba un rato para leer (lo que sabían leer, claro), y con las nuevas tecnologías, escribir se ha convertido en algo muy fácil, y publicar también (sea lo que sea lo que se escriba y lo que se publique). A partir de ahí, tienes un mercado saturado de títulos, y, más que la calidad, es la publicitación que consigan lo que les puede generar un mayor o menor número de lectores. Por eso, escritores buenos y malos, con mayor o menor merecimiento para tener su nicho ecológico, se tienen que limitar a ejercitarla de forma principalmente amateur, rompiendo el equilibrio, y tampoco es de recibo decirle a nadie que deje sitio, porque ni siquiera existe un método empírico para separar lo bueno de lo malo, y así es imposible saber quién debería publicar y quién no.
Las reseñas hace ya mucho que no sirven como filtro, tanto en ámbitos pequeños (en el que unos cuantos blogs y algunas web pueden ser el escaparate) como en otros más grandes (los “premios” de las grandes editoriales, o las reseñas en periódicos de tirada nacional que forman parte del mismo conglomerado empresarial), y la criba editorial también falla, por estar cada vez más centrada en vender (lo que sea que venda) y no en dar salida a literatura de calidad.
Al final, la única brújula que yo veo a la hora de encontrar material interesante que leer son esos sherpas literarios que sabes que, si bien no tienen por qué revelarte la obra que estabas esperando y te va a cambiar tu forma de entender la literatura, sí que te van a orientar a la hora de leer buena literatura, o literatura de tu gusto por lo menos. Eso sí, estos sherpas no son tan fáciles de encontrar, los tienes que buscar entre tus conocidos con la misma afición y con gustos más o menos compatibles; pero estar, están ahí. Aparte, el que unos cuantos buscadores de calidad separe la paja del grano no va a influir en que la masa de lectores puros se decante por esas obras con más calidad, éstos seguirán al marketing, a la popularidad, a lo que sea menos a los sherpas, y eso hará que la buena literatura se quede muchas veces estancada en el campo del amateurismo mientras que las mesas de las librerías y las secciones de libros de las superficies comerciales seguirán llenas de paja y con algún que otro grano por ahí; es lo que hay.

Entropía dijo...

Son tantos los problemas que afectan a la literatura, y que se entremezclan con los de la sociedad en conjunto...

Pero en esta entrada quería centrarme sobre todo en el desequilibrio existente entre el número de escritores y de lectores. Lo normal sería que los segundos superasen en mucho a los primeros, y en varios subgéneros ambos números prácticamente se igualan. Lo cual no es sostenible (¡palabro de moda!).

¿Es un fenómeno moderno? Me da la impresión de que en otras épocas también escribía mucho aficionado, pero por la propia naturaleza del mercado literario, esas obras amateur no llegaban prácticamente a nadie, a no ser que un editor se fijase en alguien y lo convirtiera en un escritor "de verdad". Hoy esas barreras se desmoronan pero no se generan nuevos lectores, de modo que los linces ahora abarcan mucho más campo, pero se pelean por las mismas liebres de siempre :-|

Saludos,
Entro

Anónimo dijo...

Desde mi punto de vista, hay mucho que matizar. En lo que respecta a la ecología, porque el modelo Lotka-Volterra que planteas es cierto, pero no debes saltarte a Darwin, que dice que al final solo sobreviven los más aptos, así que simplemente se está dando un proceso selectivo entre los linces, dado que su efecto al final no es eliminar lectores, por lo que la población de liebres netas seguirá siendo la misma.

Otro posible enfoque de la cuestión sería no ver a escritores editados e independientes como la misma especie, sino como dos especies predadoras diferentes que compiten en el mismo nicho, ahí habrá que ver que especie desplaza a la otra.

En cuanto a lo puramente editorial, ya antes de que las posibilidades de autopublicación aumentaran había mucha morralla de editorial. Además las editoriales están demostrando que no siempre tienen criterio editorial, sino más bien comercial guiado por las modas, y que son capaces de publicar un papel de envolver churros si se demuestra que vende.
En cuanto al filtro que suponen los concursos, también sería muy discutible, y habría que hablar de endogamia, amiguismo, como se ha demostrado en importantes concursos literarios de nuestro país que estaban preasignados. De concursos de ayuntamientos y entidades públicas, mejor ni hablar.

Respecto a la magia de las redes sociales, tampoco hay que mitificar, si al final el libro no vale, no lo compra ni el tato y en amazon lo funden a críticas de una estrella. Más bien habría que hablar de los precios bajos como factor de competitividad. Lo más triste es que un autor que autopublique un ebook a tres euros gana lo mismo o más que un autor que publique con editorial uno de 15, porque con suerte se lleva un 10%, o sea, 1'5 euros. El resto se lo comen llibreros, distribuidores y editor. Yo creo que más bien por ahí van los tiros, y habría que hablar un poco de la falta de vista de las editoriales, de las mafias de las distribuidoras, que no se están sabiendo adaptar a las nuevas presiones competitivas, y siguen anclados a modelos obsoletos (no puede ser que haya ebooks de editorial que cuesten más de 5 euros).

Al final, como se trata de negocios, quien decide es el público, porque se acaba aplicando la ley de la oferta y la demanda, y los filtros editoriales no siempre son los más adecuados, siempre pongo como ejemplo al autor de La conjura de los necios.

Yo creo que es positivo que todo el que quiera escibir escriba, eso solo puede ser enriquecedor, porque muchas maravillas que antes se pudrían en cajones puede ahora vean la luz, y la gente no es tonta y sabe lo que le gusta, no porque te pases 10 horas al día vas a conseguir buenos niveles de ventas si lo que escribes no interesa.

Sí que considero que lo más prudente es no denominarse escritor si uno no vive de esto, pero entonces el 80% de la gente que escribe en España tampoco debería hacerlo, porque son muy pocos en este país los que pueden vivir de la escritura.

Entropía dijo...

Buenas matizaciones, Ligrix. Veamos, es cierto que las editoriales no tienen por qué suponer un filtro de calidad, de hecho a menudo están en la raíz del problema. Tú piensa que para una antología de, pongamos, diez o doce autores, con que cada uno de ellos dé la lata a algunos conocidos para que compren "su libro", la editorial ya amortiza gastos, aunque el libro en sí sea pésimo. En ese sentido, el mundo de la autoedición puede ser más honesto.

Ahora bien, no creo que la ley de la oferta y la demanda esté actuando aquí. Básicamente no hay demanda, o está muy dispersa. Como casi todo el mundo escribe y no quedan apenas lectores puros, es muy habitual que se hagan reseñas positivas sólo para que luego el otro hable bien del libro del reseñador. Está muy bien que salgan a la luz cosas diferentes, pero en un mar de novedades, se pierden sin dejar huella. Acuérdate de cuando hemos hablado de e-books que supuestamente habían vendido miles de ejemplares y cosechado buenas críticas, y resultaban ser muy mediocres. ¿Cómo puede suceder eso, si el público es tan exigente?

Saludos,
Entro

Anónimo dijo...

Yo pienso que cualquier escritor, antes de llegar a serlo, fue lector, y lo es, por eso es dificil hablar de escritores netos.
Los autopublicados no roban mucha cota de mercado, no tienen tantos medios para publicidad, poca gente confia salvo que tengan precios irrisorios, y ni aun así, solo aportan algo mas de oferta, ademas el mercado de ebooks en españa todavía no es tan extenso como el de lectores tradicionales

Entropía dijo...

Eso es verdad, el mercado electrónico aún no tiene peso suficiente como para considerarlo una representación fiel del conjunto. Pero sigo viéndolo como engañoso, no creo que el e-lector sea tan exigente como dices.

Saludos,
Entro

Anónimo dijo...

Por mi corta experiencia de dos años en la publicación de ebooks, vender un libro es jodidillo, solo tienes que ver el número de títulos que salen al año, o meterte en cualquier foro de ereaders y ver el número de hilos de gente que presenta su libro en el rincón del autor. Hay mucha competencia, y para colmo de autores desconocidos, hasta que alguien no te hace una reseña decente, y no tienes un número alto de comentarios positivos en amazon, te comes los mocos, y la gente en las reseñas es bastante exhaustiva, valoran la calidad del maquetado y del archivo en sí, las erratas, y por supuesto si les gustó la historia, ni regalándolo consigues un número alto de descargas como no te hayas hecho una base de lectores, porque la oferta es muy alta y la gente está un poco desbordada. Eso es lo que he vivido yo, que no quiere decir que sea la norma.

Entropía dijo...

No era la impresión que tenía, pero me postro ante tu experiencia y sabiduría ;-)

Suerte con tu nueva novela.

Saludos,
Entro