El pasado sábado día 31, justo antes de la noche de Halloween, estuve en Alcobendas invitado por la organización de La Mano Fest para charlar sobre la mítica película británica de 1973 The Wicker Man, que iba a ser proyectada a continuación. Básicamente me correspondía hablar de la vertiente pagana de la sociedad insular que se muestra en el film, incluyendo la base histórica o mitológica de ciertos elementos de esta, y mi intención era detenerme en particular sobre los ritos más «macabros» que aparecen y su posible historicidad.
Claro, ya habréis intuido el problema de hablar precisamente de The Wicker Man antes de pasarla, y es que no podíamos hacer spoilers, con lo que muchos de estos aspectos (en mi opinión fascinantes), tuvieron que quedarse en el tintero para no fastidiar la experiencia al público, que en su mayoría no la había visto aún y por tanto no sabía nada de su impactante final. Manuel Arija, de La Mano Fest, fue el moderador y se encargó de atarnos corto para que no nos pasáramos de la raya, bajo amenaza de hacernos lo mismo que al protagonista de la película .
Así que mi compañero de disertación, Diego Vázquez, se centró en las anécdotas del rodaje y la dificultosa producción que sufrió después hasta ver la luz tal como la conocemos, más que sobre el guión en sí, y yo aporté unas cuantas pinceladas sobre el sustrato de neopaganismo celta sobre el que se construye la trama (veis en la foto detrás de nosotros la rueda del año wiccan), la naturaleza cíclica que tenían la vida y la naturaleza para los celtas, su estructura de clases y las responsabilidades de cada una, que explican en parte los sucesos de la película, y de paso también hablé un poco sobre Ritual, la novela de 1967 en la que está inspirada (que no basada) este film, y que publicó en castellano el año pasado la editorial Alpha Decay.
¿Podría aprovechar esta entrada del blog para elaborar todo lo que me quedé con ganas de contar? Podría, pero son tantos temas y con tantas ramificaciones, que sólo de pensarlo me entra una pereza terrible. Así que voy a dejarlo aquí, y si a alguien le interesan estas cosas que me invite un día a un café y charlamos lo que haga falta .
Por mi parte, fue un placer volver a participar en el festival de La Mano y aportar mi granito de arena para que se asiente como referente del cine y la literatura de terror en nuestro país. A ver si los dioses oscuros nos son propicios y para el próximo Día de Lovecraft (allá por marzo) también podemos colaborar y seguir sembrando los horrores tentaculares en las incautas mentes matritenses.
Alpha Decay, 2014. 266 págs, 21.90€.
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