El sábado pasado, durante la celebración de las jornadas de Penumbra, recogí el premio Nosferatu de las manos (frías y muertas) de Juan Ángel Laguna Edroso, capo di tutti capi de Saco de Huesos. Se suponía que tenía que haber una ceremonia propiamente dicha, un discurso y demás, pero eran ya las tantas de la noche porque la cena se retrasó mucho, yo estaba molido y soy un asocial de toda la vida, así que nos hicimos la foto de rigor y arreando (soy un impresentable, qué le vamos a hacer). Poco después me arrojaba en brazos del acogedor colchón del hotel. Lo que no he encontrado todavía es el jugoso cheque que acompaña siempre al premio y que me permitirá vivir de rentas de aquí en adelante.
De Penumbra en sí poco puedo decir, porque sólo estuvimos un rato durante la tarde del sábado. Encima, como el ruido elevado me cansa físicamente (sí, soy así de raro), preferí ausentarme un rato de la sala Utopía y pasear por las calles de Zaragoza, una ciudad que no visitaba desde hacía unos cuantos años y que me trae buenos recuerdos. Dicho sea de paso, mientras caminaba sin rumbo por los bulevares de la avenida, rodeado de silenciosos tranvías, me crucé con un grupo de chavales adolescentes. Uno de ellos comentaba en ese preciso momento: «Al lado del ascensor hay un hueco pequeño donde cabe una mujer, igual la dejó ahí». Lo dijo con una naturalidad que me resultó escalofriante. La frase se me quedó en la memoria y me dije que ese es el terror real, el cotidiano, casi anodino, indiferente al sufrimiento, y no las historias góticas recargadas a las que tanto recurren los escritores. Reflexiones de un solitario, vaya .
Por lo que me ha comentado todo el mundo, las jornadas fueron un éxito y los participantes se lo pasaron genial, así que os animo a asistir en las futuras ediciones que sin duda se organizarán. Por cierto, gracias a Cristina Arias me llevé por la jeta un ejemplar de El jardín crepuscular, de John Clute, un glosario de elementos comunes a la literatura de terror que tiene una pinta estupenda, por más que algunas afirmaciones sean discutibles. A mí es que el análisis literario me encanta.
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