jueves, 16 de febrero de 2017

Las estrellas estuvieron en posición

El otro día, navegando por DeviantArt, descubrí la preciosa ilustración The Old Astronomer, obra de Charlie Bowater, que inmediatamente me recordó a Las estrellas están en posición, el primer relato que logré publicar, hace ahora poco más de cuatro años. Una historia ambientada en los años 20 con una muchacha y las estrellas como protagonistas.

La primera vez siempre es especial (esto se aplica a muchas facetas de la vida ), pero con el tiempo te das cuenta de que sólo es especial para uno mismo. En la brutal avalancha continua de libros, relatos, novelas y cualquier cosa que imaginemos relacionada con la literatura, tu creación es apenas una estrella más en el firmamento, un grano de arena que pronto pasará al olvido (si es que llegó a salir de él), sumergido por la marea.

Afortunadamente aquel libro en particular (Calabazas en el Trastero 12: Horror Cósmico) sigue a la venta después de todo este tiempo, porque Saco de Huesos es una editorial pequeña pero mantiene vivas sus publicaciones (y tampoco es que se agoten normalmente las ediciones, para qué nos vamos a engañar), pero otros relatos de los que publiqué por esa época son ya ilocalizables. Es normal, es inevitable y en el fondo a nadie le preocupa. No, en muchos casos ni a los propios autores: sólo importa el futuro, dicen, hay que generar más contenido, publicar nuevos textos, mantenerse en la cresta de la ola.

¿Os habéis fijado, por ejemplo, en la cantidad de novelas y antologías que se publican cada mes, y las poquísimas reediciones que salen? O que casi nunca haya recopilaciones de relatos antiguos, todo ha de ser inédito (hasta lo exigen en las bases de los concursos, como si los hipotéticos lectores fuesen a conocer ya esas ignoradas historias). Todo nuevo, efímero, condenado al olvido. ¿Creaste algo bueno hace años? No sirve, está gastado, consumido, «hay que mirar hacia delante». El ayer no existe. Yo que que pensaba que lo bonito de la literatura era precisamente la intemporalidad de lo escrito, su permanencia a lo largo de siglos, y ya ves.

Pues a mí me gusta mirar hacia atrás, reencontrarme con viejas historias, volver a aprender lo que sabía en ese momento y he olvidado desde entonces. Recuperar incluso, cuando merece la pena, antiguos textos que no han perdido su valor, y darles una nueva oportunidad. Ya digo, un auténtico inadaptado.

2 comentarios:

R. R. López dijo...

Creo que la problemática de la caducidad se soluciona teniendo también el catálogo en digital, así no depende de tiradas y puede estar siempre disponible para los curiosos.

No sé si Saco de Huesos tendrá también ebooks.

Yo ese recopilatorio lo tengo en físico.

Un saludo.

Entropía dijo...

Sí, Saco de Huesos está pasando su catálogo a digital, llevan cierto retraso pero va saliendo. Pero también el digital experimenta obsolescencia, hay tantas novedades diarias que sólo con una promoción continua se evita que un título quede sepultado. Aunque tienes razón en que al menos sigue ahí, a disposición de los interesados.

Saludos,
Entro