Al final han sido 84 los relatos presentados a Calabazas en el Trastero: Especial Mitos de Cthulhu, un número más que digno pero alejado de las cotas de convocatorias previas de Calabazas. Por supuesto cantidad no equivale a calidad, pero a nadie se le escapa que existe una relación indirecta entre ambos conceptos: cuanta mayor sea la cantidad, por lo general más fácil será hallar calidad.
En cualquier caso tengo confianza en que el resultado final merezca la pena. La impresión que me han dado los participantes es que dominan el terreno que pisan y que conocen bien los Mitos, sus virtudes y defectos. Ahora me corresponde formar parte del jurado, una experiencia totalmente nueva para mí y que en cierto modo me ilusiona (a ver si digo lo mismo cuando haya terminado).
Viene a ser, como digo en el título de esta entrada, pasarse al otro lado de la valla, adentrarse en ese ente oscuro y misterioso llamado jurado literario, al que tantas veces denostamos cuando no salimos elegidos. Voy a tener que dejar de lado durante un tiempo mi propia producción para centrarme en lo que han escrito los demás, pero espero que sea una labor fructífera que, a malas, me haga ganar en sabiduría :-D.
Como uno no puede dejar de lado sus gustos (ni creo que deba hacerlo), mi principal prioridad es ser imparcial y dar una oportunidad a todo el mundo. Y en ese sentido viene bien que no se hayan presentado relatos por centenas, porque así podré leerlos todos e incluso releerlos si es menester. Aun así, estoy seguro de que la elección final será complicada y me quedaré con dudas sobre cuáles son realmente mejores. Pero como decía Bretch "Loada sea la duda".
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