viernes, 16 de octubre de 2015

Auge y caída de la antología colectiva

Suelo pasarme con asiduidad por la página de una librería online sobre literatura de género, para estar atento a las novedades y reediciones de libros que me interesan. Hoy es viernes. Pues bien, desde el lunes se han puesto a la venta cinco nuevas antologías colectivas de autores españoles, y en la sección de avances han aparecido otras cuatro. No ha sido una semana especial, últimamente esos son números normales, volumen arriba o abajo. ¿Saturación? Sin duda.

¿Qué público real tienen esas antologías? Muy escaso. A ver, alguien las lee, seguro. Los amigos de los autores, para empezar, y si estos se mueven bien por redes sociales, puede que caigan algunos lectores más. También se suelen vender mejor si versan sobre un tema muy específico (yo, por ejemplo, me leo casi todas las de Mitos de Cthulhu). Pero poco más. Si habéis aparecido como yo en unas cuantas antologías, ya habréis comprobado que la bolsa de lectores se limita por lo general a los compañeros que también están incluidos en el libro (y a veces ni eso) y algunos aficionados muy fieles. Fuera de ese círculo, raro es que te llegue algún comentario sobre tu relato.

¿Y cómo es que salen tantas? Bueno, este es un tema que levanta ampollas, pero se ve que para algunas editoriales pequeñas la publicación de antologías colectivas es rentable y casi un valor seguro. Sí, venden poco, pero más que el libro (o peor aún, la antología) de un único autor desconocido. Con que cada uno de los seleccionados consiga que tres o cuatro personas adquieran el libro (o compre él mismo varios ejemplares para regalar), los gastos están cubiertos y quizá hasta quede algo de beneficio. Pero claro, para esto es esencial que los autores se impliquen en la promoción de la antología y para eso lo ideal es que sean novatos. ¿Cómo, mejor que experimentados? Sí, es mejor tener autores neófitos, que van a divulgar con entusiasmo la antología porque les hace mucha ilusión y aún no tienen quemados a sus contactos. Porque a un colega le puedes convencer de que se compre el primer libro en el que sales, pero al noveno te va a mandar al carajo.

Ojo, que ya sé que no todas las editoriales hacen esto, que las hay que miman sus antologías y buscan los mejores relatos, y encima pierden dinero con cada una, pero el resultado es el mismo: saturación de antologías colectivas. Si las hay buenas, que no lo dudo, como lector me es imposible descubrirlo porque aparecen como champiñones tras la lluvia y desaparecen del candelero con la misma rapidez (antologías que salieron hace un mes, y no exagero, ya no están disponibles). Y no me digáis que puedo fiarme de las críticas, por favor…

Hubo una época en que las antologías colectivas parecían una buena idea, en particular en un campo tan poco atrayente para el gran público como ha sido tradicionalmente en España la literatura de género. Reunir a diez o doce escritores de género (no había muchos más) y preparar una antología variada y de calidad permitía superar barreras, darse a conocer y demostrar que aquí también se escribían relatos de calidad. Una buena carta de presentación. Pero ese tiempo pasó, la antología colectiva ha muerto de éxito. O de fecundidad más bien. Es muy fácil preparar una antología (sobre todo si no hace falta que sea muy buena). Pones el anuncio de la convocatoria en cualquier parte y hala, a recibir originales a patadas. Juntas unos cuantos según el criterio que más te convenga y ya está. Faltaría maquetar, imprimir y distribuir, sí, pero es que eso es igual que con otro tipo de libro, y aquí la fase previa ha sido mucho más sencilla y rápida, con lo que además se puede reaccionar con mayor agilidad a lo que demanda el mercado. ¿Que algo se pone de moda? Antología colectiva al canto. Se puede preparar una en un par de semanas, si ya conoces a la gente adecuada y la temática buscada no es demasiado rígida. ¿Bromeo? No apostéis.

Así que como lector estoy saturado, vale. ¿Y como autor que ocasionalmente aparece en esas mismas antologías colectivas? Pues ahí me siento dividido. De hecho, esta es una de las ocasiones en las que me alegro de que poca gente lea este blog y me pueda acusar de hipocresía, porque faltaría a la verdad si dijera que esas antologías no me han sido muy útiles, y lo siguen siendo. No tanto por salir publicado, que aunque hace ilusión cada vez me dice menos, sino porque así me impongo plasmar sobre el papel y para una fecha determinada esas ideas que revolotean por mi cabeza y que de otro modo nunca escribiría, dada mi natural vagancia. Por eso me daría pena que el mercado implosionara y dejaran de hacerse este tipo de antologías, o que se preparasen cada vez con menor profesionalidad. Ahora bien, ¿es lo que va a ocurrir? Me temo que sí. Lo iremos viendo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La saturación en general es el espíritu de nuestro tiempo.
Un saludo.

Entropía dijo...

Sí, el capitalismo que le llaman. Si algo vende (o parece que vende), a explotarlo hasta dejarlo seco.

Saludos,
Entro