Otro año, ya. Y yo cada vez con menos tiempo y menos cosas que contar. Realmente no sé qué hacer con este blog. No quiero cerrarlo porque en el fondo no me cuesta nada mantenerlo (como suele decir mi padre, «no me come») y supongo que aún se me puede ocurrir alguna cosa medianamente interesante que me mueva a subir un artículo. Pero ahora mismo no le veo mucha razón de ser.
Así pues, que nadie espere regularidad de aquí en adelante. Ya, anteriormente tampoco la hubo, pero ahora menos. O no, quién sabe. La idea es dejarse llevar, que sea el destino quien decida. Si surge algo que merezca la pena y me pilla con fuerzas, aquí estará. O si encuentro alguno de mis viejos microrrelatos y me convence, que también podría pasar. Y si no, pues hasta siempre, muchachos.
4 comentarios:
Déjalo así,escribir se hace por placer.
Los blogs abandonados también tienen su encanto.
Para que cerrarlo ?
Sí, eso pienso yo. Y de vez en cuando habrá algo que contar, seguro.
Saludos,
Entro
Lo importantes es disfrutarlo cuando se tienen ganas, sea cuando sea. Tenerlo ya es una puertecita para esos momentos. ;)
Cierto. Pero me da un poco de pena, los blogs se están quedando como islotes: suben las aguas y cada vez hay menos y más alejados entre sí.
Saludos,
Entro
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