martes, 10 de noviembre de 2015

Atractor extraño

En una entrada anterior prometí hablar del relato que envié a la convocatoria Visiones 2015, que fue seleccionado y posteriormente presentado junto a los demás que componen la antología durante el Celsius 232 (aquí el vídeo). Su título: Atractor extraño. Ahora que el volumen está por fin en librerías parece un momento adecuado para cumplir mi promesa.

Por lo general intento no destripar demasiado mis cuentos cuando hablo por aquí de ellos, por si no los habéis leído y os apetece disfrutarlos. Pero para mí resulta frustrante porque tengo que dejarme muchas cosas en el tintero, y encima en este caso no podría contar prácticamente nada. Así que vamos a asumir que habéis leído el Visiones y sabéis de qué va la historia, y voy al grano. A partir de aquí acechan los spoilers, avisados estáis.


Imagino que a todo el mundo le suena el concepto de atractor, regiones de los sistemas dinámicos que «atraen» trayectorias cercanas, y tampoco quiero meterme mucho en vereda matemática porque el relato hace un uso creativo de ese concepto geométrico y lo extrapola a la vida cotidiana. Reconozco que como planteamiento es muy poco usual en una obra de ficción. Parte de la inspiración proviene de Nuestra Señora de las Tinieblas, una novela de Fritz Leiber a la que hago un par de referencias disimuladas en el relato a través de su concepto de megapolisomancia (la «magia de las grandes ciudades»). Pero sobre todo la idea de partida surge de un entretenimiento al que yo mismo me dedicaba en ocasiones cuando era un chaval, y que consistía en dejarme llevar por los designios de los semáforos de mi barrio. Como tantas otras historias, esta nace de preguntarse qué pasaría si lleváramos al extremo nuestras «peculiaridades».

Lo que sí tenía claro desde el primer momento era que, si en algún lugar podía aparecer un cuento como este, era en Visiones. Es un relato que incorpora elementos topológicos/matemáticos, otros de ficción «weird», terror también… En la mayoría de convocatorias me lo hubieran tirado a la primera, y sólo en una donde estuvieran verdaderamente abiertos a la mezcla de géneros tenía posibilidades. De hecho, durante la charla del Celsius los seleccionadores prefirieron no entrar a explicar la trama, y lo entiendo. Sería complicado clasificarlo en una categoría específica, y aunque me comentaron que ellos lo englobarían dentro de la fantasía, no lo comparto del todo, ya que estrictamente no hay ningún elemento sobrenatural (aunque sí sumamente improbable). Tampoco es un tema que me preocupe, mis relatos cada vez se ajustan menos a un género determinado.

El proceso de escritura en sí no estuvo exento de complicaciones. Soy muy clásico a la hora de escribir, y siempre divido mis historias en planteamiento, nudo y desenlace (si era un sistema lo bastante bueno para Aristóteles, ha de serlo para nosotros ). En este caso tenía muy claro el planteamiento (intriga que nace de llevar un juego infantil a sus últimas consecuencias) y el nudo (la curiosa explicación «científica» de lo que está pasando), y me convencían ambos. En cambio, no sabía bien hacia dónde llevar el desenlace, mi típico talón de Aquiles. Podía hacer que el atractor simplemente estuviera ahí y ya, como mera curiosidad matemática, y hubiese una especie de grupo de expertos que lo estudiaban y velaban por su conservación (una imagen inspirada seguramente por los personajes de Énguivuck y Urgl de La historia interminable). Era algo flojo, pero podía funcionar. Y entonces, un poco como le ocurre al protagonista del relato, empecé a darme cuenta de las aterradoras implicaciones que tendría un nodo como el que había definido tan a la ligera.

Eso me llevó a reescribir el segundo acto (dosificando con mucho cuidado la irrupción de lo imposible y la incredulidad del protagonista), incluyendo ese viraje al terror ya latente, y a explotarlo en un nuevo tercer acto, con un clímax anticipado y luego una explicación lo más sencilla (y lo menos truculenta) posible de lo que ha estado ocurriendo allí. ¿Quedó bien? No soy yo el que debe juzgar eso, pero al menos a los seleccionadores les gustó, que ya es algo.

Visiones 2015
Varios autores. AEFCFT, 2015. 242págs, 10€.

Menciones (diciembre 2016)

Un año después amplío el artículo para recoger que en el blog El mundo de Yarhel han tenido a bien hablar este mes de Atractor extraño, estas son sus palabras:

«La idea contenida en el cuento "Atractor extraño", de Aitor Solar (Visiones 2015) es muy curiosa y explota un cierto tipo de estructura topológica denominada con el título: atractor extraño. En la narración, el deambuleo aleatorio por una ciudad acaba atrayendo a los caminantes siempre hacia un cierto punto singular: el atractor extraño, que no deja de ser un concepto actualmente bastante habitual en topología y, concretamente, en la teoría del caos. El autor ha querido situar en dicho atractor un local regentado por un individuo especial y ha dejado que interactúe con el protagonista. Ni que decir tiene que la idea me ha parecido enormemente original y es una aplicación muy curiosa de la teoría del caos a la ciencia ficción».

Contento me hallo .

lunes, 2 de noviembre de 2015

De charla bajo el hombre de mimbre

El pasado sábado día 31, justo antes de la noche de Halloween, estuve en Alcobendas invitado por la organización de La Mano Fest para charlar sobre la mítica película británica de 1973 The Wicker Man, que iba a ser proyectada a continuación. Básicamente me correspondía hablar de la vertiente pagana de la sociedad insular que se muestra en el film, incluyendo la base histórica o mitológica de ciertos elementos de esta, y mi intención era detenerme en particular sobre los ritos más «macabros» que aparecen y su posible historicidad.

Claro, ya habréis intuido el problema de hablar precisamente de The Wicker Man antes de pasarla, y es que no podíamos hacer spoilers, con lo que muchos de estos aspectos (en mi opinión fascinantes), tuvieron que quedarse en el tintero para no fastidiar la experiencia al público, que en su mayoría no la había visto aún y por tanto no sabía nada de su impactante final. Manuel Arija, de La Mano Fest, fue el moderador y se encargó de atarnos corto para que no nos pasáramos de la raya, bajo amenaza de hacernos lo mismo que al protagonista de la película .

Así que mi compañero de disertación, Diego Vázquez, se centró en las anécdotas del rodaje y la dificultosa producción que sufrió después hasta ver la luz tal como la conocemos, más que sobre el guión en sí, y yo aporté unas cuantas pinceladas sobre el sustrato de neopaganismo celta sobre el que se construye la trama (veis en la foto detrás de nosotros la rueda del año wiccan), la naturaleza cíclica que tenían la vida y la naturaleza para los celtas, su estructura de clases y las responsabilidades de cada una, que explican en parte los sucesos de la película, y de paso también hablé un poco sobre Ritual, la novela de 1967 en la que está inspirada (que no basada) este film, y que publicó en castellano el año pasado la editorial Alpha Decay.

¿Podría aprovechar esta entrada del blog para elaborar todo lo que me quedé con ganas de contar? Podría, pero son tantos temas y con tantas ramificaciones, que sólo de pensarlo me entra una pereza terrible. Así que voy a dejarlo aquí, y si a alguien le interesan estas cosas que me invite un día a un café y charlamos lo que haga falta .

Por mi parte, fue un placer volver a participar en el festival de La Mano y aportar mi granito de arena para que se asiente como referente del cine y la literatura de terror en nuestro país. A ver si los dioses oscuros nos son propicios y para el próximo Día de Lovecraft (allá por marzo) también podemos colaborar y seguir sembrando los horrores tentaculares en las incautas mentes matritenses.

Ritual, David Pinner.
Alpha Decay, 2014. 266 págs, 21.90€.