miércoles, 15 de mayo de 2013

Reseñas de Calabazas Supersticiones

Al igual que hice con Las estrellas están en posición, me gustaría recoger aquí las primeras reseñas que han aparecido sobre Calabazas en el Trastero: Supersticiones y analizar principalmente lo dicho sobre mi relato, Arúspice.

José Luis Cantos, uno de los participantes en la antología, expresó en la página de Cultura Hache: "Arúspice, de Aitor Solar, es un juego de trileros. Un hombre desesperado acude a una curandera con la esperanza de encontrar tratamiento para su mal. Cuando cree que no todo está perdido, se encontrará con que la suerte, a veces, se pone de tu parte cuando menos te lo esperas. Tras un inicio algo farragoso, demasiado extenso a mi entender y con oraciones largas en exceso, el relato gana en suspense y en velocidad, desembocando en un final que deja bastante satisfecho. Sin ser redondo, consigue mantener el ritmo de la compilación".

Por su parte, Javier Vivancos, cuyo relato No espulgues también aparece en este Calabazas, dijo en OcioZero: "Arúspice, de Aitor Solar es el relato que me ayudó a entrar verdaderamente en la antología y a apreciar el buen hacer que esta destila en general. En este relato lo que comienza como una aparente crítica a videntes tipo línea 806 acaba dando un giro casi inesperado con mucha mayor riqueza y contenido que la mera confrontación entre la razón y la superchería. Y es que cuando uno se encuentra en una situación extrema, ha de abrir su mente a todas las posibilidades, en este caso a la fuerza..."

Aunque no lo parezca, ambas críticas coinciden en lo fundamental, pero ocurre que fusionan dos aspectos que yo considero independientes. Uno es un fallo: al principio del relato, la narración no es fluida y bien lo sé yo. El otro no es un error, aunque puede gustar más o menos (como hemos podido comprobar), y es que la primera escena parece apuntar en un sentido cuando luego la historia va por otro. Para mí esa escena (la del parque) es importante porque plantea la situación interior del protagonista. Podría prescindir de ella y la idea general sería la misma, pero los hechos subsiguientes quedarían, en mi opinión, cojos e irreales.

Con este relato me pasó una cosa muy curiosa que quizás explique esas dificultades con el arranque de la narración. La idea de la trama llevaba revoloteándome por la cabeza desde hacía años, y me sonaba haber intentando plasmarla en algún momento, pero no encontré dónde así que me puse a escribirla de cero. Cuando llevaba ya un tercio o así, encontré repentinamente el viejo archivo. Sólo contenía algunos párrafos y frases sueltas, pero al repasarlas me di cuenta de algo terrible: ¡me gustaba mucho más la versión antigua! Qué triste es estar en decadencia. Así que readapté parte de lo que tenía escrito en la nueva versión para que incorporara frases y conceptos de la vieja (sobre todo en el primer acto) y continué hacia el final que tenía en mente, que era el mismo en ambas versiones.

d'Oups

Como no creo que vuelva a surgir la oportunidad de hablar de este relato, antes de que se me olvide quiero consignar que el personaje del "malo" está inspirado en el misterioso millonario y filántropo Herbert d'Oups (que aparecía en Spirou y los hombres burbuja de Franquin), un tipo que siempre me dio muy mala espina.

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