jueves, 12 de enero de 2017

Replicantes

El otro día volví a ver Blade Runner, ese clásico de culto del que pronto habrá una continuación, y me dio por reflexionar sobre la discusión que surge siempre entre sus aficionados y que lleva décadas coleando, ¿es Deckard, el protagonista, un ser humano o un replicante?

No voy a extenderme sobre los distintos argumentos que suelen aportarse a este debate, enturbiado además por las múltiples versiones que existen de la película. Es indudable que Ridley Scott pretendía que Deckard fuese un replicante, y que lo ha hecho más obvio en cada uno de los sucesivos montajes, sobre todo con la escena del unicornio. También es evidente que, por mucho que sea el director, Scott no es la única autoridad sobre la historia: guionistas y actores no comparten su punto de vista, y hay explicaciones válidas para todas las escenas tanto en uno como en otro sentido*.

Pero no pretendo aportar pruebas a favor o en contra de la humanidad de Deckard. Creo, por el contrario, que el error está en sacar una conclusión en base a los sucesos de la trama, y no a su fundamento narrativo. Como he intentado transmitir varias veces desde este blog, lo que ocurre en una historia es fácilmente modificable (ya lo veis aquí, quitáis o ponéis un par de escenas y las conclusiones son totalmente distintas). Pero lo que es casi imposible de modificar es el leit-motiv de la historia; la moraleja, si queréis llamarlo así. Y en mi opinión, cualquier persona que pretenda crear historias debería supeditar siempre lo que pasa a lo que quiere transmitir. De lo contrario quedan narraciones sin alma.

La idea de la película (y del libro de Philip K. Dick en que se basa, dicho sea de paso) es plantear una reflexión sobre la humanidad: ¿quién es más humano, un ser artificial que sufre las mismas inquietudes que cualquier persona, o un auténtico ser humano que sin embargo actúa sin piedad al cazarlos? Este mensaje se va al garete si Deckard es un replicante, porque la disyuntiva principal (¿quién de los protagonistas es más humano?) tiene una respuesta trivial: ninguno.

Por supuesto, Deckard como replicante también supone una premisa interesante que nos llevaría a nuevos planteamientos muy válidos, pero estos no están desarrollados en la película y por tanto en ese sentido sería una historia fallida. Es decir, si Deckard es un replicante, la película empeora, porque buena parte de su mensaje se pierde (y de paso haría redundante el personaje de Rachel, en su función de replicante que no sabe que lo es), y por el contrario las nuevas perspectivas que abre no se aprovechan en ningún sitio. Sí, Deckard puede ser un replicante, pero en ese caso estamos ante una película mediocre.

Y como digo, el problema no está en que sea o no sea, sino en la gente que se empeña en sacar conclusiones basándose en la parte más volátil de la historia. Los árboles no les dejan ver el bosque. Confiemos en que no les dé por escribir…

Blade Runner, dirigida por Ridley Scott.
Warner Bros Pictures, 1982. 112 minutos.

* Mi favorita para el sueño del unicornio: Deckard sueña con él porque forma parte de los recuerdos de Rachel, que tanto él como Gaff han visto, y por tanto el origami final significa simplemente «sé que la chica está aquí».

3 comentarios:

berger dijo...

Gracias Entro por el artículo, me ha parecido muy interesante, y me ha gustado especialmente la interpretación aportada en la nota a pie de página. :)

Saludos,
Berger

Entropía dijo...

Gracias, Berger. La verdad es que es un tema que siempre me ha escamado por la facilidad que tiene la gente de decir "era un replicante", sin pensar en las implicaciones que tendría eso.

Miedo me da lo que hagan en la segunda parte, como decidan que Deckard es un replicante envejecido... :-(

Saludos,
Entro

berger dijo...

xD
Entre "remakes" y segundas partes... En fin, a ver con qué nos sorprenden.

Saludos,
Berger