Continuación de la lista de lecturas iniciada en junio, con los siguientes diez libros que me he metido este año entre pecho y espalda (yo es que tengo una forma muy peculiar de leer, muy corporal ).
En esta tanda se han colado varios tomos de la saga de Harry Potter, que inicié a finales de la anterior. Luego paré y retomé la intención original de repartir mis lecturas en diversos géneros y añadir algunos clásicos que tenía pendientes, con resultados dispares. En definitiva, son:
J.K. Rowling (1998)
Salamandra, 2010. 286 págs.
Me parece que de esta no había visto la peli y la verdad es que ha sido una lectura agradable y Rowling empieza a desarrollar los temas que le interesan (como la discriminación). Se nota que es juvenil, hay casualidades increíbles para que no muera nadie y el final es un deus ex machina como una catedral, pero lo del diario de Riddle está ingenioso. Y la extensión del libro aún se mantiene en parámetros razonables.
J.K. Rowling (1999).
Salamandra, 2011. 359 págs.
Esta tercera parte de la saga de Harry Potter se me ha hecho un poco larga, tenía demasiado presente la película y la verdad es que en ella mejoraban bastantes escenas, como todo el tema de Colagusano. O quizá es que es todo muy estándar y los personajes tan planos empiezan a cansar, de Snape a Sirius Black o incluso Lupin. Pero como siempre, el final es emocionante y salva los muebles.
Graham McNeill (2011)
Edge, 2016. 347 págs.
Malísimo, lo peor que he leído este año y buena parte de mi vida. Personajes absurdos, narración infantiloide, ambientación pésima… lo tiene todo. Ya sé que no es más que una novelucha de encargo ambientada en el mundo de Arkham Horror, ya de por sí estereotípico, pero el autor se esmera en llevar hasta el fango absoluto una premisa así de anodina. Por supuesto no pienso acercarme al resto de la trilogía ni con un palo.
Dani Guzmán (2016)
Ediciones Hades, 2016. 217 págs.
Conocía el estilo de Guzmán de algunos relatos previos y aquí es fiel a sí mismo: Mitos de Cthulhu, adolescentes con problemas y un entorno bien sórdido. Es una historia gamberra, deliberadamente vulgar y en momentos hasta gore. Entiendo que no será de todos los gustos, pero a mí se me ha hecho una lectura agradable y muy rápida.
J.K. Rowling (2000)
Salamandra, 2011. 635 págs.
Con este voy a dejar una temporada a Harry (como mucho me pondré con la obra de teatro). Tiene cosas interesantes pero le sobran cientos de páginas que a mí personalmente no me dicen lo más mínimo, como los mundiales de quidditch, los bailes de gala y todo eso.
Entiendo que Rowling dosifique la información relevante para darle más emoción a la saga, pero creo que aquí se ha pasado y se nota que, aunque maneja muy bien las emociones, las tramas en sí no son su fuerte.
Varios autores (S.XV-XVI)
Alianza, 1986. 288 págs.
Una serie de ensayos extraídos de los comienzos del humanismo renacentista italiano. El interés de los mismos varía mucho; cuando se ponen a hacer esas mezclas de teología, filosofía y metafísica es lo más aburrido del mundo, pero me gustan los comentarios sobre la sociedad de la época y ese entusiasmo por crear una nueva sociedad liberada del oscurantismo medieval. Con todo, sólo para interesados en el tema.
Carson McCullers (1946)
Seix Barral, 2013. 239 págs.
Sigo con McCullers y, aunque es un buen libro, me ha costado más conectar con la historia que en la Balada del café triste. El tratamiento psicológico de la protagonista (una muchacha de 12 años que se debate entre el mundo de la infancia y el adulto) es estupendo, pero el libro parece un tanto inconexo, como si se le pudieran quitar partes sin sufrir menoscabo, y da demasiadas vueltas sobre lo mismo.
Kurt Vonnegut (1969)
Círculo de Lectores, 2002. 237 págs.
No es lo que me esperaba, la verdad. Se supone que es una crítica contra la guerra y lo que viene a decir es que da igual que haya guerras o no, porque todo es inamovible. Posee un humor curioso, reflejo quizá de las inquietudes de finales de los años 60, pero no me convence. Demasiadas digresiones que apartan continuamente del supuesto meollo, el bombardeo de Dresde a finales de la 2ªGM.
Daphne du Maurier (1938)
Debolsillo, 2016. 463 págs.
Sí, la de «Anoche soñé que volvía a Manderley». Es una buena novela que ha resistido el paso del tiempo, ambientada estupendamente (esa alta sociedad tan británica) y con el ritmo muy cuidado. Pero por una vez la película era demasiado fiel al libro y ha sido como si estuviera viéndola de nuevo, pero a cámara lenta. Hay alguna diferencia pero nada relevante, y cuando ya conoces lo que pasó pierde mucho interés.
Ransom Riggs (2011)
Planeta, 2016. 413 págs.
Muy pobre. Entiendo que no soy el público buscado (es young adult al fin y al cabo), pero ni así se justifica una prosa plana, sin alma, y una sucesión de escenas sacadas de mil novelas anteriores. Por no mencionar el montón de fotos intercaladas para hacer bulto (si necesitas imágenes para explicar tu historia, mal asunto). Menos mal que lo saqué de la biblio y no me gasté un euro.
La siguiente tanda de lecturas se encuentra en esta entrada.
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