Vamos con las lecturas de este año. Han sido poquísimas y me sorprende, porque más o menos he ido bien de ritmo, pero ha habido grandes parones entre uno y otro libro casi sin darme cuenta. Todo esto del confinamiento por la covidia, además del teletrabajo, no ha beneficiado ese tema (ni muchos otros, claro). Suelo leer en el transporte público y en casa por lo general prefiero ponerme al ordenador (lo sé, no tengo perdón de las musas).
Pero en fin, lo importante es que he podido ponerme con algunos libros a los que tenía ganas desde hacía mucho, y ninguno me ha parecido lo que se dice malo, aunque evidentemente unos son mejores que otros. Como veis, incluso para tratarse de un número tan bajo de lecturas hay mucha variedad temática y temporal, con varios libros de los que se consideran «antiguos».
Chuck Palahniuk (1996)
Debolsillo, 2017. 218 págs.
Os contaría algo de este libro, pero su primera regla me lo prohíbe ¯\_(ツ)_/¯
Ahora en serio, es una novela representativa como pocas del nihilismo de los años 90, llevada con éxito al cine en el 99 (la portada está tomada del cartel del film). A ver, a mí me gusta y como alegato antisocial es estupendo, pero hay que reconocer que del club de la lucha se habla más bien poquito. Pero hace pensar y tiene grandes personajes, así que bravo.
No voy a añadir más porque por su estructura y temática es difícil de explicar, es mejor que la leáis si aún no lo habéis hecho.
Joseph Sheridan Le Fanu (1872)
Alianza, 2006. 147 págs.
Clásica novela corta sobre el vampirismo (con un claro trasfondo lésbico) que no sé cómo no había leído hasta ahora. Tiene un planteamiento un tanto ingenuo, con personajes incapaces de sumar dos y dos y que sin embargo luego aceptan las teorías más peregrinas, y un final apresurado que desperdicia el potencial de la propia Carmilla, pero por lo demás es muy sugerente, recomendable para los amantes del terror clásico.
Francisco Javier Olmedo Vázquez (2017)
ExLibric, 2017. 266 págs.
Es una novela lovecraftiana inspirada en los Mitos de Cthulhu, y creo que precisamente su problema es que es demasiado clásica. El concepto de pastiche no tiene nada de malo, pero si no se aporta algo nuevo o rompedor acaba aburriendo, más aún cuando la prosa es extraordinariamente dura de vadear, plena de adjetivos y largas parrafadas de personajes que supuestamente están arriesgando su vida. Entiendo el homenaje pero esperaba más.
Matt Ruff (2016)
Destino, 2015. 442 págs.
La tenía pendiente y, ya que van a hacer la serie de TV, me he puesto con ella. Se ambienta en los años 50, en una familia negra de los Estados Unidos en la era de la segregación racial.
Como lectura es ágil y fluida, lo que ya es mucho. La parte del racismo se me hace machacona, pero entiendo que es el tema y lo respeto. Sin embargo, todo lo de «terror» es muy pobre, los personajes ni se lo toman en serio. Y como yo doy importancia a ese aspecto, mi impresión global es mediocre.
Anaïs Nin (1940s)
Alianza, 2019. 350 págs.
Antología de relatos eróticos escritos por encargo durante la década de los años 40. Algunos son meros «chistes verdes» y otros desarrollan más la psicología de los personajes, especialmente los femeninos, aunque en general divaga bastante.
Con estas cosas siempre surge la cuestión de si las mujeres escriben un erotismo fundamentalmente diferente del de los hombres o no, y basándonos en este libro desde luego se ven diferencias con lo habitual en el género, pero también cabe preguntarse si Nin era representativa o escribe con un estilo propio (que yo diría que sí).
Marco Aurelio (S.II)
Taurus, 2008. 172 págs.
Obra fundamental de la era tardía de la filosofía estoica. Breve y muy accesible, es un tanto repetitiva y mezcla muchos aspectos (la parte ética, que es hoy día la más valiosa, con la cosmología o la epistemología, demasiado simples a mi entender) pero en conjunto me parece admirable lo bien que ha soportado el paso de los siglos, y lo útil que es para quien desee orientar su vida con sencillez. Digamos que antes de perderse con los libros de autoayuda uno debería leer obras así.
John Lutz (1990)
Círculo de Lectores, 1994. 300 págs.
No he visto la película del 92 ni tenía idea de qué iba la historia, y sin duda eso ha ayudado a disfrutar de este excelente thriller, lento y bien medido, aunque flojea cuando ya se produce el crimen (no voy a spoilear más).
Aunque no fuera su objetivo, es interesante ver cómo presenta la vida de una mujer «independiente» en Nueva York a finales de los años 80. Lo que sí está claro es que el autor no tiene ni idea de lo que es trabajar de programador 😂
John Shirley (2011)
Titan Books, 2011. 470 págs.
No es exactamente una novelización del famoso videojuego, sino más bien una precuela donde se narra la historia de la ciudad submarina desde su concepción hasta que da comienzo el juego propiamente dicho, unos quince años más tarde. Debido a eso tiene más libertad y resulta más interesante que otras adaptaciones, aunque en el fondo no deja de ser un «unir los puntos» (metiendo como sea los personajes y localizaciones mencionados en el juego) con poca literatura.
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