Sabéis que me atrae mucho la narrativa, entendiéndola como el estudio de las normas y estructuras que dan sentido a las historias que contamos. Por qué hay elementos que funcionan en una novela y en otras no, cuáles son las diferencias básicas entre géneros literarios y cuáles se pueden subvertir sin defraudar al lector, en cuántos actos conviene dividir una historia, ese tipo de cosas. Hay quien llama a eso narratología, pero es un nombre tan feo… Dicho sea de paso, si os interesa el asunto tengo varios artículos sobre estos temas en el blog, reunidos por la etiqueta Consejos vendo (por aquello de que a menudo me olvido de aplicármelos yo mismo).
Hace tiempo que quiero hablar del camino del héroe, una estructura clásica que aún se usa mucho hoy día (especialmente en el cine, pero también es abundante en la literatura de género) y que seguramente conozcáis ya. Como el tema merce un estudio reposado, voy a separarlo en varios artículos y en este me voy a centrar en presentar el tema.
El camino del héroe (hero's journey) es un armazón básico de narración que se usa desde tiempo inmemorial, aunque su codificación y análisis son más modernos (el término data de 1949, de la obra The Hero with a Thousand Faces de Joseph Campbell). Por resumir, se refiere a la típica historia en la que el protagonista vive tranquilo, se embarca en una aventura que le transforma y le hace madurar, y finalmente retorna triunfador.
Dicho así resulta muy genérico y esa es precisamente una de las críticas que se ha hecho a este concepto: que es tan amplio que se puede aplicar a casi todo (hasta tal punto que a menudo se lo llama el monomito) y por tanto resulta poco útil. Otro problema es que Campbell realizó su análisis no desde un punto de vista narrativo sino psicológico, puesto que ese era su campo, con lo que eso conlleva (excesiva idealización, enfoque en la autoayuda, etc.). Y la tercera pega es que, si bien la superestructura del monomito está bastante clara, existen decenas de subdivisiones distintas, con numerosos elementos que pueden o no estar presentes, que complican bastante el análisis.
Teniendo todo eso en consideración, no podemos negar que el camino del héroe sigue siendo una «plantilla» extraordinariamente común. Por ejemplo tanto El Hobbit como El Señor de los Anillos la siguen casi al dedillo, y de hecho casi cualquier obra de fantasía heroica. Harry Potter lo sigue, Star Wars lo sigue, La Historia Interminable, Las Crónicas de Prydain, muchos de los mitos clásicos (griegos y romanos) o medievales (como el ciclo artúrico) lo siguen, muchas religiones lo tienen presente. En el cine qué os voy a contar, lo tenéis cada día en la cartelera. Y por eso digo que conviene conocerlo a fondo, tanto para hacerlo bien si queremos recurrir a él como para saber dónde apartarnos del canon, si ese es nuestro objetivo.
En el siguiente artículo pasaré a analizar la estructura del monomito en su versión más clásica, para tener claros los fundamentos.
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